l Carlos Paz Durán
Unos movimientos de mano de Jorge Valdivia, Gary Medel y Gonzalo Jara. Eso sería todo. Así de fría fue la actitud que la Roja tuvo ayer a su arribo al aeropuerto Carriel Sur, primera escala de una visita que hoy la tendrá jugando un inédito amistoso ante Venezuela en el CAP.
No tenían por qué saber que había fanáticos esperándolos desde el mediodía en el terminal aéreo, pero los jugadores y el cuerpo técnico al menos pudieron haber dedicado un minuto, o unos mezquinos segundos, para haber saludado como corresponde a los casi 500 seguidores que los fueron a esperar.
Que el "equipo de todos" haría una olímpica desconocida a los hinchas quedó claro cuando se supo que ni siquiera desembarcaría en la zona formal, sino en la losa del antiguo terminal. Allí un bus Jet Sur de dos pisos "succionó" a cada uno de los integrantes del plantel.
la espera
El reloj marcaba las 19.53 y los seguidores se apretaban contra la reja del terminal. Algunos incluso la intentaban escalar, pero Carabineros estaba "atento a la jugada".
Otros se subieron a un viejo boldo para regalarles algunos gritos de admiración a los "cracks". Al rato, y como no tenían retroalimentación, las palabras de halago se transformaron en improperios.
Lo que había era decepción, incluso en Minnie, la alegre ratoncita del mundo Disney que, personificada por una joven penquista, marcó presencia con un cartel que rezaba "Apoyo a la Roja", pero la Roja no le retribuyó el gesto.
Lo mismo pasó con Roger Mora, quien vistiendo la camiseta nacional llevó a toda su familia al aeropuerto pensando en que por fin le daría la mano a Alexis Sánchez, Claudio Bravo o Arturo Vidal.
"Merecíamos un poco más de cariño. Son pocas las veces que la selección viene a la zona, y que se comporte así me parece un despropósito", señaló Mora, para luego agregar que "lo que pasó con los venezolanos fue todo lo contrario. A ellos sí los pudimos saludar, y hasta se detuvieron para firmar un autógrafo o tomarse una foto".
Bernarda Arce también expresó su malestar al indicar que "debieron ser más accesibles. Vino gente, pero nunca tanta como en Santiago. No pueden esgrimir falta de seguridad para irse tan rápido".
"Esperábamos mucho más de los seleccionados, pero bueno, la alegría de tener a Chile en la intercomuna sigue igual", aseguró María Martínez.
Al lado de ella, Mora afirmó que "mañana (hoy) igual vamos al estadio".
Y mientras hablaba, la tricolor emprendía un veloz viaje, escoltada por motoristas y un par de patrullas de Carabineros, y también por una larga caravana de vehículos particulares que la siguió hasta el Hotel Sonesta, donde mantuvo a firme la "ley del mudo". Allí el hincha volvió a ser ignorado.
¿Tiene perdón esa actitud? No, pero la falta se podría suavizar si esta noche Chile habla en cancha. J