l Edson Rebolledo Sáez

Dice que hasta ahora, se lo ha tomado con calma. Eso sí, teme que la inactividad y el paso de los días pronto lo lleven a enfrentarse bruscamente con su nueva realidad. Así confesó sentirse Luis González (62), quien hasta ayer había dedicado 41 años de trabajo en el departamento Mecánicos de la siderúrgica Huachipato y quien resultó desvinculado de la empresa al igual que otros cuatro de sus colegas. Ellos serían los primeros de un total de 75 personas que, dentro de la semana, deberán dejar sus fuentes laborales en la acería.

"Hace tanto tiempo que están con el cuento de los despidos, metiendo miedo a la gente y todo eso, que cuando me notificaron preferí tomar mis cosas y empezar a hacer los trámites correspondientes. Tengo 2,7 años de trabajos forzados acumulados y pensaba jubilarme a fin de año. Por eso no encuentro que mi situación sea tan dramática, como la que sí me tocó ver en otros colegas que ayer fueron despedidos y que estaban realmente afectados", afirmó.

El ex funcionario acerero además relató que después de que el superintendente de sección lo llamara para notificarle su despido, sólo atinó a agarrar sus cosas y partir. No pidió explicaciones. Tampoco alegó. Su cabeza únicamente pensaba en su esposa y su familia, sus seres queridos, los que para su tranquilidad, lo entendieron y apoyaron en todo momento.

Siguen preocupados

l Según explicó el director del Sindicato Nº1, Eliecer Pérez, la mayoría de los trabajadores que ayer fueron desvinculados de Huachipato está muy afectados por la situación, pero no quisieron entregar sus versiones debido a que confían en poder regresar. "Varios tienen la esperanza de volver a la empresa como subcontratados, por eso temen contar sobre lo sucedido", dijo.

l Edson Rebolledo Sáez

Dos familias lotinas afirman haber quedado con los nervios de punta y muy afectados luego de que supuestamente sus seres queridos recibieran medicamentos y tratamientos no adecuados, tras asistir el pasado fin de semana a la urgencia del recinto asistencial de su comuna.

Benjamín Torres, de 55 años, llegó al hospital lotino producto de intensos dolores musculares. Dentro del box y según protocolo de atención, los enfermeros le preguntaron si era alérgico a algún tipo medicamento, a lo que él respondió que su cuerpo reaccionaba muy mal ante el diclofenaco. Al terminar su atención y cuando ya tomaba el taxi de vuelta a casa, sus manos y caras empezaron a hincharse, por lo que tuvo que volver rápido al hospital.

"Fue impactante, jamás lo había visto así. Estaba tan mal, que tuvo que ser derivado al Hospital Regional a la una de madrugada. Ahí lograron estabilizar. Como a las siete de la mañana, volvió a Lota, pero se quiso ir de inmediato, por miedo a lo que le podía pasar. Aún está con dolor de cabeza y mareos. Fue precisamente una gran dosis de diclofenaco lo que lo dejó así", sostuvo Yolerana Torres, hija del afectado.

En tanto, Pascual Hidalgo, esposo de Olga Alarcón, otra de las pacientes a la que se le habría efectuado una mala aplicación de tratamientos en el hospital, sostuvo que el cuadro de su cónyuge llegó a ser realmente grave, al sufrir una fuerte descompensación por sobredosis de insulina.

"Debían aplicarle 8 y le aplicaron 18 de insulina. Tuvo una dosis de 120 por ciento más de lo debido, lo que le generó una brusca desestabilización. Estuvo mal y también tuvo que ser trasladada a Conce", dijo.

Ambas familias no descartan acciones legales. J

l Respecto a las situaciones denunciadas por los pacientes y sus familias, el Servicio de Salud Concepción sostuvo que no ha recibido ninguna denuncia ni reclamo a través de su Oficina de Información (Oirs), que dé cuenta de alguna atención deficiente en el Hospital de Lota.

No obstante, se están recabando los antecedentes clínicos y administrativos pertinentes.