Las sensuales brasileñas en el Mundial de Bodyboard
sebastián rojas rojo
Una linda mujer recostada sobre su tabla de body en la arena, sus curvas, sus bien cuidadas y benditas curvas, no permiten que la parte baja de su espalda roce su herramienta deportiva. Tiene sus ojos cerrados y la cabeza levemente inclinada para recibir el calor del sol. Es invierno en Antofagasta, Juliana Freitas tiene un poco de frío y así lo delata su humanidad, su natal Florianópolis no es tan cálido como el resto de su país, por eso esta brasileña soporta los 17° con cierta contrariedad.
A su lado dos coterráneas suyas, las cariocas Nicolle y Jéssica, están mojadas, recién salidas del mar, pensaban que el desierto más árido del mundo sería más cálido pero las aguas de la playa Llacolén casi las dejan tiritando.
Parece una postal. Tres bellezas brasileñas acostumbradas a la humedad y el ardor de esa parte del Atlántico enfrentadas ahora, por obra y gracia del Mundial de Bodyboard, a las costas del Pacífico en el sector sur de la ciudad nortina.
Juliana, o 'Ju', ya había estado en esta competencia el año pasado y por ser una mujer de su nivel -ranqueada tercera a nivel mundial- que ya conocía las dificultades que presenta el terreno rocoso de esa playa, se toma la tarea de ingresar a familiarizarse con cada espacio para aprovechar al máximo cuando su momento llegue.
'Me encanta este lugar, gusté de esta desde la primera vez que vine para acá porque las personas son (buena onda), espero todos los años poder (volver a acá). Como yo soy del sur de estoy un poco más acostumbrada al , pero acá el agua es bastante helada', explica con los brazos cruzados y quitándose arena de su brazo izquierdo. Yo no la ayudo, y aunque mi caballerosidad me invita a intentarlo me contengo y continúo con la entrevista.
'Yo soy del sur (de Brasil) estoy un poquitiño acostumbrada, pero igual el frío de acá es diferente, más seco y helado, así que si voy a entrar al agua tengo que usar ropa (de caucho). Mas nada que un cafeciño no ayude...', ríe, mientras añade: 'Disculpa mi español'.
'No. No he podido conocer muito. Igual cuando vine la otra vez no pasee y sólo pude ver La Portada, que encontré lindo, pero ahora gustaría poder recorrer mais. Tengo ganas de aprovechar más'.
Con 33 años, Juliana es de esas mujeres que son amantes de todos los deportes. Morena, pelo castaño, ya ha competido en patines, surf y hace capoeira. 'Yo no paro', repite.
También es fanática del Corinthians y de su selección, agradece que Argentina no haya podido campeonar en el Maracaná. Me sigue hablando de lo contenta de estar en Chile y pide que con los años se aumenten los premios para que todos los top del planeta quieran venir. Se toma en serio el deporte y por eso muestra su paño con la bandera verdeamarelha. Se cubre y frota las manos para calentarse.
Jéssica Becker y Nicolle Calheiros, de Río de Janeiro las dos, están por primera vez en Chile. Acostumbradas a olas grandes, me miran a los ojos y dicen que acá las ven pequeñas y fuertes.
Piensan que lo de las rocas tornará la competencia más divertida, les gusta el peligro parece, además comentan que acá hay todo lo necesario para armar un evento cinco estrellas. 'Qué bueno', respondo.
'Me gusta tu cultura, me llama la atención este pueblo, no son fríos y nos tratan muy bien, los hombres siempre nos sonríen y hacen lo posible para representar bien al país, y eso no tiene precio', explica Jéssica, de 27 años, actual campeona brasileña, segunda del mundo y campeona latinoamericana. También se sorprendió de lo helado del agua. Afirma que en Río es más caliente, pero que lo único que hay que hacer es entrar para acostumbrarse.
Nicolle, 28 años, entrena en playas con arenas claras como su pelo, acá está sentada entre conchas y repite que es muy loco esto de que el mar y el desierto choquen. 'Estoy con miedo de congelarme, no sé', dice. 'No estamos acostumbradas a esta agua, será una mayor dificultad para nosotras (…) con certeza este es el lugar más frío del circuito, tanto dentro como afuera de la playa'.
Se apunta la pierna y me dice que está 'machucada', queriendo decir lesionada, me pone carita de pena con su boquita hacia al lado. 'Ando siempre con medias acá, siento mucho dolor en los ligamentos', comenta con voz tierna.
Ju tiene una nalga hinchadita, morada, dice que se pegó cuando chocó de cola sobre una de las rocas cuando entró al mar para probar las olas del sector. Gira su cabeza mientras sus cabellos le acompañan deslizándose sobre su hombro izquierdo, se mira el trasero y me muestra: 'Mira, ahí me pegué'. Miro, y ahora yo también tirito. Lo raro es que no tengo nada de frío. J