Yo opino...
l Apenas 5 minutos bastan para subir a la altura de Vidigal, una de las tantas favelas que existen en la gigantesca ciudad de Río de Janeiro. Pero dicha localidad tiene una particularidad: es una de las pocas favelas que cuenta con la distinción de estar catalogadas como 'socializadas', pues en este sector, la violencia, las drogas y la delincuencia dan paso a los actos culturales, el esfuerzo y el buen vivir.
Una realidad que parece no existir para los miles y miles de turistas que pasean en sandalias a torso desnudo y con una buena cantidad de billetes para usarlos en la gran variedad de goces que ofrece la ciudad. Una realidad la cual parece que se oculta en los rincones y en las faldas de los cerros como algo natural para el brasileño.
Por mas 'socializada' que esté Vidigal, no deja de tener los mismo dramas que el resto de este tipo de ciudadelas. Problemas que tienen como factor común, la pobreza, el hacinamiento y falta de oportunidades.
'La pobreza y las diferencias sociales son problemas muy fuertes en Río, lo que ven los turistas es solo una cara, el lado lindo, pero este es el otro mundial', me decía Michael Batista Lima, el joven que me recibió en la recepción de la hostal Oceannin Rio, mientras realizaba su turno de 12 horas de trabajo para luego llegar a su casa a estudiar, rutina con lo cual busca tratar de salir de la pobreza y dejar de jugar este otro mundial, que el mismo dijo, Ese que se aprecia al girar la cabeza y ver a los indigentes durmiendo bajo los puentes, a las afueras de un banco o frente a los ojos de los miles de hinchas que, hasta fin de mes, seguirán viviendo Brasil 2014, esos mismos que caminan por la ciudad del Cristo Redentor casi como si no lograran (o no quisieran) ver esta cruda realidad.