Alexi Ponce, sicólogo deportivo: "Estamos insertos y vivimos en la tiranía de la competencia"
Experto abordó el tema de las exigencias deportivas en los niños y los posibles efectos negativos que ello puede tener.
l Manuel Muñoz González
Es una imagen repetida los fines de semana en cada cancha, ya sea en el barrio, la multicancha de la esquina o en la escuela de fútbol para aquellos que pueden, ver a niños de entre 5, 7 y 10 años, sudando y corriendo tras la pelota para ayudar a su equipo a ganar, mientras que a un costado, su papá, la mamá y los más cercanos, gritan para apoyar el desempeño del muchachín.
Panorama similar se advierte en los distintos escenarios donde los peques practiquen alguna disciplina deportiva, desde el patinaje artístico hasta el tenis, donde cuentan con el fiel apoyo de los entusiastas papás. Una instancia que cobra más fuerza aún, si se trata de la final del campeonato escolar, de la disputa del primer lugar en el torneo de alianzas, o un minitorneo organizado con motivo de alguna celebración especial.
Un apoyo que parece necesario y que sin duda les da más fuerzas a los muchachos para dar lo mejor de sí. Pero cabe preguntarse. Los gritos de aliento desde fuera de la cancha, la pista o lo que sea, ¿Favorece o complica a los niños? Qué es mejor como padre: ¿Alentar con todo a los niños, ó dejar que sean los profes y técnicos quienes hagan su trabajo?
Preguntas que de seguro usted no se hace mientras le da su aliento a su pequeño, y que podrían tener el efecto totalmente opuesto al que se persigue, cuando ese apoyo pasa a ser una verdadera presión o exigencia para los niños.
Esa visión es la que expone Alexi Ponce, sicólogo deportivo de vasta experiencia en el trabajo con deportistas de alto rendimiento, quien advierte sobre los riesgos que puede llegar a generar en los niños, el hecho de exigir más de la cuenta.
"Hay papás que en la orilla de la cancha van y le gritan cosas a su hijo, intentando animarlo, porque siempre creo que los padres tienen la mejor de las intenciones, pero sí creo que la estrategia no es la más adecuada. El padre trata a través de sus ideas, de entregarle palabras de ánimo, pero hay veces que les dicen unas barbaridades. He escuchado a padres en la orilla decirle a los hijos cuánto dinero han invertido, por ejemplo, en la carrera de un tenista, tratando de demostrar que se ha invertido mucho dinero y él tiene que responder y ganar", relató Alexi, dando cuenta de una realidad más común de lo que pueda parecer.
Por lo mismo, Ponce cree que "si el papá quiere tener un campeón en la casa, que empiece a entrenar él, que no le trasmita a su hijo como su propio deseo o interés, siendo eso muy válido. Pero el niño tiene un entrenador, una persona que lo guía. Los padres deben operar en otro rol al momento del desarrollo deportivo del pequeño, más acogedor, de soporte, darle las herramientas para que pueda ir a entrenar, pero no exigirle, para eso tiene a sus técnicos".
Alexi asegura que dicho inconveniente se debe a que puede existir una confusión entre el carácter formativo del deporte con el carácter competitivo. "Cuando se confunde el deporte formativo con el competitivo, es complejo. Pasa muchas veces que los niños empiezan a aprender a desarrollar un deporte y rápidamente los ponen a competir: Pero se olvida que las habilidades para hacer deporte formativo no tienen que ver con las habilidades para el deporte de competencia. Muchas veces orientamos la formación en la medida que el niño compite y gana, pero ahí cometemos un error que, en general, para tener un país más deportivo, para hacer más actividad física y pasarlo bien, no va en esa línea", advierte el profesional, quien tiene una visión casi lapidaria de la forma en que muchos conciben la práctica deportiva: "Vivimos la tiranía de la competencia, donde a los niños se les exige respuesta a nivel competitivo cuando aún no han sido preparados para eso", afirmó el experto, actual sicólogo deportivo del primer equipo de la Universidad de Concepción y que también se desempeña en el Centro de Alto Rendimiento en la capital.
Según explicó el profesional, uno de los errores más comunes que suelen cometerse en la etapa formativa de los niños es el someterlos a una exigencia que no va acorde con su desarrollo deportivo, lo que se traduce en una exigencia prematura de resultados y logros. "A los niños se les puede exigir. Pasa en sus colegios, en sus actividades diarias de la vida, el problema no es la exigencia, el tema es que esté preparado para esa exigencia, y para competir. El que un niño lleve unas semanas, un mes haciendo y destacando en algún deporte, no quiere decir que esté preparado para desenvolverse a nivel competitivo", aclaró Alexi, cuya experiencia lo ha llevado a desempeñarse junto a deportistas de variadas disciplinas, como las selección chilenas de balonmano, básquetbol, selecciones menores de fútbol, siendo parte de los equipos técnicos nacionales en diversos torneos sudamericanos, panamericanos, y hasta en los últimos Juegos Olímpicos de Londres 2012.
Y este mismo "exigir" a los niños que recién se inician en su desarrollo deportivo y que están comenzando a adquirir la disciplina formativa, puede traer sus riesgos, los que en el caso más extremo puede llegar a significar la apatía por el deporte, y derechamente el abandono de la práctica.
"Puede resultar que producto de un resultado, el deporte que están practicando no les parece entretenido, les parece fome, estresante y obviamente con esas sensaciones, el riesgo del abandono de la actividad deportiva es muy alto. Puede venir la frustración. Creo que gran parte de los niveles altísimos que tenemos de sedentarismo en el país, asociado al abandono deportivo, se debe en gran parte a este tipo de situaciones. Más allá de lo que el deportista esté preparado", argumenta el sicólogo de la UdeC, quien además se ha desempeñado en la Anfp, la Universidad de Chile y actualmente es presidente de la Sociedad Internacional de Psicólogos para el fútbol.
Alexi reconoce que hay casos de niños con una mayor tolerancia a la frustración, pero que no es la generalidad. "Siempre van a haber casos, pues las personas responden de acuerdo a sus características. Hay niños a quienes les encanta jugar con sus amigos, en sus computadores, no descansan hasta ganar. Son personas que tienen incorporado el espíritu competitivo, muy desarrollado, y a ellos les va a ayudar el hecho de perder en algún momento, para seguir entrenando y seguir mejorando para ganar", explica.
Sin embargo, para el profesional, lo adecuado es que el niño vaya quemando sus propias etapas, y que la exigencia de resultados llegue en el momento en que su desarrollo deportivo haya incorporado los conceptos de derrotas como parte de la normalidad.
"Los niños necesitan divertirse y pasarlo bien en el deporte, y si eso no ocurre, lo más probable es que se produzca un abandono como consecuencia de no pasarlo bien", afirmó. J