Krabian Kristopfer Arancibia; el maratonista hualpenino que corre por aquellos que no pueden
El marino, de 26 años de edad, ha llevado su zancada hasta Las Torres del Paine. Ayer llevó su cruzada a Viña del Mar.
Krabian Kristopfer Arancibia lo recuerda a la perfección: "Cuando iba cerca de los 19 kilómetros del Medio Maratón de Santiago (7 de abril pasado), un niñito con síndrome de Down se me acercó y me estiró su mano. Ese hecho, que parece tan sencillo, me inyectó energía. Son esas cosas las que me mueven a correr grandes distancias".
"Corro por quienes ya no pueden. En esto hay una motivación afectiva de por medio que se acrecentó cuando atropellaron a Kevin Silva, a los corredores de la Teletón y a los chicos ciclistas de Aysén", recalcó este marino de 26 años de edad que, tras titularse en la Escuela de Grumetes de la Isla Quiriquina, labora en el Área Submarinos de la Base Naval de Talcahuano, y que si bien nació en Coquimbo lleva ya tiempo radicado en Hualpén.
"Si Dios me dio salud, corazón y piernas, ¿por qué no puedo practicar aquello que tantos niños, jóvenes y adultos quisieran hacer, pero que no pueden concretar a causa de un impedimento físico?", destacó el integrante de Talcahuano Runners, club que alberga a unos de 60 amantes del trote.
En esa patriada de solidaridad deportiva, Krabian lleva ya un año y cuatro meses sumando presencia no sólo en el maratón, que es su prueba preferida, sino también en los 21, 10 y 5K, además de numerosas corridas de menor metraje.
La más increíble de ellas tuvo lugar el domingo 29 de septiembre en el Parque Nacional Torres del Paine. Allí, en medio de uno de los parajes más bellos del mundo, el hualpenino mostró su potencia ante cerca de 800 atletas, y le fue más que bien.
"Terminé tercero, cronometrando 4 horas 20 minutos. Es un tiempo inusualmente largo para un maratón, pero no si se considera que la distancia fue levemente superior a los 42 kilómetros y, lo más trascendente, que 32 de esos kilómetros eran en pendiente, con un desnivel fuerte y en un terreno pedregoso", expresó el runner, que desembolsó unos 300 mil pesos por decir presente en la cita, en la que tuvo la compañía de su polola tomecina, Pamela Moreira.
"Fue una experiencia enriquecedora. Imagínate que en un momento tuve que parar, porque se me cruzó un grupo de guanacos. Mientras corría también vi caballos salvajes, zorros, una naturaleza que asombra", comentó el fondista, quien adicionó que una de las razones que lo motivó a ir a la desgastante prueba fue "todo el contexto de preservación del medioambiente que propiciaba. Tenía que apoyar la causa, más luego del mega incendio del 2011 que redujo a cenizas buena parte del Parque Nacional".
Sólo dos semanas después del maratón en la Región de Magallanes, en el que perdió dos kilos y medio de peso, "Krab", que es como lo apodan sus amigos, tomó ayer parte en los 42 K de Viña del Mar, exigencia en la que marcó 3 horas 59 minutos y en la terminó tremendamente adolorido.
"Para infortunio mío, el de Viña del Mar y el Maratón del Gran Concepción se desarrollaron en la misma fecha, además, yo había pagado con mucha anticipación la inscripción en el tornel de la Ciudad Jardín", aseguró el deportista, quien ya busca nuevos desafíos competitivos.
"El 2014 pretendo ir al maratón de Pucón y Santiago. Además me gustaría estar en los 70K de Lican Ray, pero para ello necesito otro tipo de preparación. También me quita el sueño el Maratón de Buenos Aires, y aún más el de Boston y Nueva York, que son los dos más importantes del mundo", dijo quien fue bautizado con dos nombres polacos, y quien derivó al atletismo a causa de su otra gran pasión: el montañismo.
"Para subir montañas una buena forma de preparación es el trekking. Ahí nació todo, y luego fue creciendo cuando entré a Talcahuano Runners. Allí encontré personas tanto o más apasionadas que yo por el deporte, como Ricardo Aguayo, que es nuestro entrenador", afirmó Krabian, quien acotó que "tengo una implementación completa de montaña, pero está bien guardada".
Así el marinero cambió el trekking por el gimnasio y dos o tres sesiones a la semana de 15 kilómetros.
"Como entro a trabajar a las 8.30 horas, cuando tengo que hacer kilometraje me levanto a las 5 de la mañana y parto rumbo a San Pedro de la Paz. Luego a la ducha, tomo desayuno y me voy a la pega", detalló "Krab".
Y fue en la pega donde el amante de las largas distancias encontró un motivo que estuvo a punto de alejarlo del pedestrismo.
"En marzo último, en mi unidad se realizaron exámenes de medicina preventiva. Uno de ellos arrojó que tengo el pulso muy bajo, lo que es contraproducente con la práctica del maratonismo. Debido a ello, me querían prohibir correr, pero el cardiólogo se la jugó por mí y me dio el visto bueno. Gracias a ello sigo con las zapatillas bien puestas", aseveró el deportista. J