Checho Cortés quiere ser capitán del tenis chileno
El ex tenista fue un experto en jugar la Davis en Zona Americana.
Sergio Cortés, aquel monstruo del golpe suave, o bien, la fiera del slice, fue un jugador mitológico de Chile en la Zona Americana. A principios de los noventa fue él, el mismísimo Checho, quien, a costa de globitos y variados trucos sin fuerza, impidió el hundimiento del país. "Mi misión como número uno en aquel entonces fue compleja: mantener a Chile en la zona", recuerda Cortés.
Checho dice que la Zona Americana no es sencilla. Se juega contra el rival y la meteorología. Checho, por ejemplo, enfrentó a un duro equipo de Bahamas, jugó en el trópico, enfrentó a tenistas anónimos que estudiaban en la universidad, sacó adelante partidos con humedad y viento playero. Cortés fue un héroe de baja estatura que aprendió a jugar tenis con una raqueta de madera: "Por eso siempre le pegaba con slice. Era otro tenis. Más de viejo supuse que debía pegarle más fuerte". ¿Y qué pasó? "Ya era tarde", reconoce.
Pero Sergio Cortés, a más de veinte años de su participación copera, quiere volver a trabajar por Chile. Estima que, quizás, Belus Prajoux ya hizo lo que pudo. Es momento de un relevo, hay otros nombres. Es, sugiere, el momento de Sergio Cortés.
"Quiero ser el capitán".
"Quiero entregar mi experiencia. Yo fui número uno de Chile por varios años, jugué en Zona Americana. Puedo aportar".
Lo dice de forma profesional. Sabe que el desafió es exótico: Chile será cabeza de serie en la Zona Americana II. El sorteo es el miércoles y podría enfrentar a rivales enigmáticos como Bolivia, Guatemala o Barbados. Chile requiere de un perito en zonas americanas.
"Veo a Massú y a González gerenciando el tenis. Obteniendo fondos, llevando este deporte a lugares de prestigio".
"Ahí quiero estar yo".
"Quiero mucho a Paul. Lo conozco desde niño. Pero quizás ha llegado el momento en que deba dar un paso al costado".
No quiere ser capitán por vanidad o por aprovechar la coyuntura inestable. Lo quiere hacer porque tiene ideas. Quiere trabajar con los niños de doce años. Quiere exigir ayuda estatal porque el tenis, dice, es el deporte que más logros ha dado a Chile, pero todos han sido esfuerzos individuales. Quiere un tenis masivo. Un tenis que no abandone a las jóvenes promesas. Quiere ver a Chile en la cima. Promete, en el futuro, matizar la enseñanza del revés con slice. Promete dar consejos modernos y, sobre todo, promete volcar todo su conocimiento respecto de lo que implica la Zona Americana. Es un candidato más. Claro que, como siempre, todo queda en manos de la federación. J