Atleta cuequero pone pino a las corridas con zapateo
Miguel Soto compite hace dos años en cuanta prueba se le cruce, y si le tocan una cueca, saca pañuelo.
Corriendo en la calle lo encontró todo, desde la manera ideal de quemar calorías y ganarle la guerra al sobrepeso, hasta el amor que hoy comparte con su polola Susan Arteaga, que al igual que él es una "runner" fanática.
Y al término de cada corrida, Miguel Soto agradece todo ello con su otra pasión: un bien pie de cueca, obviamente siempre y cuando el baile nacional se haga presente.
Desde agosto hasta septiembre, meses en que los torneos de semifondo y fondo en calle hacen nata, y que el amor a la patria es más potente que nunca, el atleta cuequero tiene más actividad que nunca, y a él le encanta.
"No me da vergüenza bailar en plena calle y vestido de atleta", indicó el penquista de 28 años de edad, quien agregó que "desde chico me gustó la cueca y todo el ambiente de chilenidad que rodea a las Fiestas Patrias. Si hasta voy de huaso a las ramadas".
Fue hace dos años que este programador combinó deporte y folclor, y no fue por azar sino debido a una situación médica.
"El 26 de julio del 2011 me sometí a una operación de bypass gástrico, pues pesaba 193 kilos. Hoy no sobrepaso los 81 kilogramos, en parte debido a una alimentación sana, pero también gracias a las corridas en que comencé a competir a contar de ese año. En este proceso de adelgazar, el deporte ha sido clave", aseguró Soto, quien no olvida la fecha no únicamente por el susto que implica todo intervención quirúrgica, sino también porque ésta le costo caro: tres millones 700 mil pesos.
El vecino del sector Collao dijo que "mis últimos desafíos atléticos han sido las corridas del Ejército y del Consejo Local de Deportes de Talcahuano, en ambas en los 10 kilómetros". En las dos, además, corrió al lado de su amada Susan.
"La conocí el 2012 en el Maratón del Gran Concepción. Desde entonces no nos hemos separado. Una de las razones ha sido compartir la misma pasión por las corridas", expresó el fondista, quien en abril pasado dio un nuevo salto competitivo al participar en los 21 kilómetros del Maratón de Santiago, marcando un crono de dos horas y 14 minutos.
Por la fecha, y por los miles de personas que participaron en la prueba, el atleta no pudo bailar su pie de cueca, pero de seguro tendrá revancha. J